Exactamente faltaba una semana para que empezase la universidad. Una semana, ¡y parecía que fue ayer cuando terminó los exámenes de recuperación de junio! Tan sólo siete días para volver a coger el ritmo de la vida universitaria y despedirse del reloj de verano, que practicamente no existe. Cuando empezó las vacaciones tenía muchas metas y proyectos: cumplir con su plan de vida, estudiar inglés y alemán para no perderlos, hacer ejercicio, tomar mucha fruta, leer, escribir... muchas, muchas metas. ¿Qué es lo que había fallado? ¿En que eran demasiadas? ¿O en que pedían un ritmo rápido y constante? Esta última idea la rechazó al momento, pero al cabo de un minuto, volvió a rondar por su cabeza. En la universidad apenas tenía tiempo que perder o descansar, todo el rato estaba haciendo cosas, estudiando, limpiando el piso, trabajando... cosas mucho más duras que leer, escribir o tomar fruta. ¿Por qué con las otras metas había podido y con estas no? Culpó inconscientemente a la vagancia pegadiza que no te suelta en las vacaciones, pero sabía que esa no era la excusa. No era un problema del lugar, ni de la estación del año, era un problema de él. Él era la misma persona y debía serlo en todos los momentos y lugares a los que fuese. En tan sólo siete días volvería a enfrentarse a nuevas metas, puesto que las establecidas y no logradas no concordaban ni encajaban durante el curso. Estaba bastante confiado puesto que ya lo había hecho y sabía que podía lograrlo pero ¿era esa una buena razón? ¿qué pasaría si alguna vez quisiese hacer algo pero en realidad ni lo intentase por el simple hecho de no haberlo hecho nunca? En una semana volvería con esas metas y con otras que aún no había logrado, ahora nada, ni siquiera el miedo a no alcanzarlas, le serviría de excusa para no llegar a ellas. Si fracasaba, él debía asumir toda la culpa y entender que no lo consiguió por su ausencia de
FUERZA DE VOLUNTAD
MR. CHUCK BASS
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