¿Realmente preferimos vernos bien a que los demás nos vean mejor?
Me levanté temprano para ir a hacer unas compras. Mientras iba caminando con el sol naciente, notaba como mi melena recién cortada se balanceaba de un lado para el otro. Me paré en el cruce y comencé a observar mi alrededor. Mis ojos se detuvieron sin quererlo en unas... piernas, si es que se pueden llamar así. Eran más bien dos palos morenos y venosos que asomaban por debajo de la falta de una mujer. Podrían ser perfectamente dos patas de pollo o algo semejante. La chica, de cara chupada, fumaba y miraba de forma altiva a los coches que pasaban. Fueron unos segundos. El poco tiempo que duró el semáforo. Luego comencé a andar delante suya, por primera vez con la intención de que alguien aprendiese de mi cuerpo, del que nunca he estado completamente satisfecha.
Es aquí cuando comencé a reflexionar sobre este tema que tanto nos preocupa a las mujeres. Si le preguntásemos a 10, casi estoy completamente convencida de que 9 dirían que no están contentas con ellas mismas. Y es que muchas veces, por mucho que los demás nos digan que estamos muy bien, nosotras seguimos con nuestra idea de la perfección. El problema está cuando nos obsesionamos con la delgadez y terminamos como esa mujer con patas de pollo. Si le preguntásemos en cambio a un hombre, este nos contestaría que prefiere a una mujer con curvas y voluptuosa que un palo andante. He aquí cuando entramos en conflicto. Qué preferimos, ¿que los hombres o nuestro novio nos vean bien o que nosotras mismas nos veamos mejor que ellos a nosotras? La respuesta rápida e inmediata que a mí me saldría sería: "Verme como yo quiera, no me importa que a los hombres les gusten con curvas, quiero estar contenta y cómoda conmigo misma". Pero es que, ¿realmente preferimos vernos nosotras bien a que los demás nos vean mejor? Es aquí cuando me replanteo mi respuesta. Está en mano de cada una elegir, puesto que somos nosotras las que elegimos entre condenarnos a una dieta o comer lo que nos de la gana y abandonar el ejercicio, pero creo que nunca hay que pasar de lo excesivo, ni obsesionarnos con estar extremadamente delgadas. Cada cuerpo es diferente y no todas tenemos la misma constitución. Como tiene que estar un cuerpo es saludable.
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